No tienes por qué avergonzarte.
No importa que talla seas, no tienes que andar sintiéndote culpable por cómo luce tu cuerpo o por ser de cierta manera. Tienes que aceptarte tal como eres. Si quieres cambiar, tú puedes hacerlo e ir por ese cambio, pero de cualquier manera, tienes que siempre tener en cuenta que eres hermosa y tú y tu cuerpo están juntos de por vida, así que lo mejor es llevarse bien y tener una relación de amor. Así que quita los siguientes pensamientos de tu cabeza:
1. Evitar las fotografías para no verte mal en ellas
En serio, debes relajarte. Seas delgada o tengas unos kilos más de lo “que deberías”, no te ocultes. Todo es cuestión de actitud, y si sientes que sales mal constantemente, date un descanso. Nadie sale bien el 100% de las ocasiones. No pienses que eres poco agraciada para ello ni cosas por el estilo, busca tu ángulo adecuado y sonríe.
@fitbellawoman.
2. Asumir siempre que eres de la talla más grande
Primero, aquello no tiene nada de malo, para algo existen las tallas. Pero no te avergüences de probar por lo que pueden pensar el resto, si quieres probarte una talla más pequeña, ve por ello. De todos modos, las marcas a veces tienen medidas muy diversas y todo puede variar.
3. Que se marque el exceso de grasa
Tener un pequeño “rollo” de grasa no tiene nada de malo. Incluso las mujeres más delgadas a veces lo tienen. Al final es un tema de comodidad, así que busca las prendas con las que puedas evitar que se marquen para no sentirte incómoda. Si no te importa, pues adelante, el punto es que tú puedas estar tranquila y cómoda.
@gabifresh.
4. Avergonzarte de no poder ejercitar como quieres
Si estás en plan de reducir con ejercicio algunas imperfecciones, puede que al comienzo te cueste mucho, si llevas un buen tiempo sin hacer deporte. Y habrán tareas que son más difíciles que otras, en especial cuando pesas un poco más de lo que deberías – y esto es completamente natural. Si no puedes llegar a hacer bien un abdominal, o las flexiones las prefieres con apoyo, no tengas vergüenza, piensa que es solo un paso más para el camino a llegar a hacerlo perfecto.
5. Faltar a alguna sesión de ejercicio
Sea ejercicio o alguna actividad física en general, quieres faltar un día, tienes cosas que hacer o simplemente estás muy cansada. Mientras seas comprometida y responsable, ¿cuál es el problema? Hay días en que simplemente costará, y quizás te sientas mal por ello. Pero por no ser delgada, no significa que tienes una doble obligación. Ejercitar es una opción, y funciona para todos por igual.
Melina Tulifau.
6. Creer que tienes que encajar en una forma específica
Una forma específica corporal, como “pera”, “manzana”, u otras. Estos son ciertos parámetros y te ayudarán a la hora de encontrar algunas prendas de vestir. Más allá de eso, no es que siempre todas calcemos en estos parámetros. Es solo una referencia, pues el cuerpo humano es demasiado variado.
7. Compararte con cómo se ven otros
A nadie le quedará las cosas igual que a otra persona. Pueden ser muy similares, pero son dos cuerpos distintos. Y si eso te sucede y te comienzas a comparar, nunca encontrarás una solución. Si la prenda te sienta y te encuentras cómoda, funciona, y esa debería ser la única guía que utilices.
Miren Alos.
8. Creer que eres “fea” por ser la más grande en tu grupo
La belleza no tiene que ver nada con esto, en primer lugar. Y en segundo, de seguro que eres la única que te estás dando cuenta de esto. Tu peso tiene que ver con muchos factores, más allá de lo que comes está la contextura, la genética, y el metabolismo que cada uno posee. Es cosa de cada uno, además, solo debes preocuparte por ti, no ver cómo es el resto. Debes aceptarte tal como eres.
9. No hay una talla más bonita que la otra
Siguiendo con lo anterior, la belleza no se ve determinada por cuánto pesas, o si eres XL quedas excluida. Si usas lo que te hace sentir cómoda y te amas, esa actitud se reflejará al resto como confianza y es atractivo y algo admirable. No te preocupes demasiado, solo cuídate por tu salud, no por lo que los otros puedan pensar.
Ponyo.
10. No te sientes cómoda contigo misma
Pues ahí, eres tú la que tiene que mirar dentro de sí, y buscar las respuestas para estarlo. Puede ser aceptación, o puede ser cambiar hábitos. Tú tienes la respuesta en tus manos, pero de algo estoy segura: debes dejar este pensamiento radical de lado, porque no hay algo más molesto que no poder sentirte bien en tu propio cuerpo. Si es así, cambia, tú sabrás cómo hacerlo y no es tan difícil, todo está en tu mente.
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